Cuando una flor nueva se abre ante la inminente primavera, el alma de la flor describe un paseo figurativo desde las entrañas del recio árbol hasta su más efímero proyecto de fruto…
Por ende, este artículo pretende viajar en forma bidireccional desde la novedosa apertura disciplinar hasta su origen, donde la raíz abra paso en el candor y la nueva visión enmarcada en su siglo, en sus tendencias, dibujando su marco de realidad actual.
Remontándonos a la filosofía de hace 2 siglos, Nietzsche, a lo largo de su obra nos dirá que la danza, una de las formas privilegiadas del arte, es también la manifestación plena y nunca desinteresada de la poiesis o creatividad humana, pues ella nos eleva de un “el arte por el arte” a un “la vida por la vida” que, en la terminología de su ontología estética, bien puede ser entendida como un “el arte por la vida y la vida por el arte”., y con mayor concreción en el arte de la danza, la danza de la Vida.
Por un lado, al acto real y concreto, la danza efectiva; y por el otro, como metáfora de un particular modo de habitar (de ser una con el mundo y en el mundo) y de desplazarse por la trama espacio-temporal; entonces como interpretación poética de la existencia; la persona que baila, lo mismo como la persona que acontece, fenomenologicamente, en la danza, que como aquella que vive su vida cual si de una danza ritual y simbólica se tratara.
Del mestizaje profesional, la sed de experiencias y el gran abanico exótico que prolifera en el mercado, surge una forma más de consumo, donde presentar productos que suscitan a una experiencia transpersonal, un viaje iniciático o una actividad que seduce a la parte de libertad personal que pugna por dibujar unas nítidas alas prometiendo su vuelo…o una delicada vivencia a través de la nueva tendencia “slow”, desacelerando la vida cotidiana y dejando de rendir culto a la velocidad como forma de atender el tiempo absorbiendo la insaciable actividad.
Muchos factores intervienen en la facilitación de dichas disciplinas, desde el extrusismo, que habla de ejercer una disciplina adulterando el modelo, donde cada quien toma lo que le sirve desestimando lo purista por un afán de mejorarlo, enriquecerlo, o darle un toque propio.
A diferencia del intrusismo, quien trata de ejercer sin el título correspondiente, sin la cualificación o el recorrido necesario que avala una experiencia desde la cual intervenir.
Ambas posiciones contienen una dosis de injerencia o intromisión hacia un área que no se domina.
Cada vez más predominante por el amplio recurso tecnológico, los medios de comunicación que permiten coleccionar la información como forma virtual de acumular por redes libres de piel, que atraviesan fronteras en unos segundos.
Todo ello me aparece como un decálogo de riesgos laborales de profesionales que tenemos una intuición, un sueño biocentrista, una misión y queremos darnos al mundo, con un escrupuloso código deontológico escrito con el corazón en el vientre de la razón.
La Escuela de Danza Integral, pretende, desde su sencillez y profundidad, ofrecer una propuesta formativa que se procesa en el camino, un tramo vital de recorrido espacio-temporal de calidad, compromiso y entrega. Un camino de orillas enriquecidas en danza, inspirado en la naturaleza que transforma y se transforma.
Sabemos, por Nietzsche, que “la capacidad creadora del ser humano es su más preciosa y noble cualidad, que es a partir de ésta que somos capaces de inventar y re-inventar el mundo (de interpretar y generar las ficciones que dan orden al universo humano), de redirigir la mirada, reconocernos y reconquistar el esquivo sentido de la vida; que sólo en ese acto de innovación constante la persona es capaz de dar continuidad a la insondable empresa del conocerse-hacerse a sí misma y, desde ahí, de darse libremente a la otra; misión que verdaderamente nos engrandece y dignifica.”
….Como el fruto maduro al Sol… disponible para ser degustado.
Miren A. Saralegi.
Rosana
octubre 22, 2018Me parece un punto de vista que nunca había tenido en cuenta. Gracias por compartir!!